Un cuerpo en una pluma.

Busco a través del silencio y la quietud, como estados, encontrar maneras de “estar”, de “ser” en el mundo. Dilatar momentos es un recurso del que me valgo para poder tomar distancia, caminar alrededor, atravesar, salir, volver a entrar y en ese instante grabar en mi memoria corporal aquello que me permita reconocer algo propio a través del encuentro con otros.

La manera en que me he reconciliado con la vida ha sido a través de mi cuerpo. En esa búsqueda he transitado diversos lugares, algunos escénicos, otros terapéuticos, otros deportivos. Siempre he tenido a mi cuerpo como eje. He identificado que me gusta valerme de la información adquirida en una práctica para llevarla a otra, y es justamente ese cruce de información el que me ha permitido entender la importancia de ser constante y riguroso en las maneras en que escucho a mi cuerpo.

Parte de mi búsqueda como artista la he basado en desarrollar actividades por largos períodos, algunas veces desde el hacer, otras desde el estar.

¿Qué implica preparar un cuerpo para este tipo de trabajo?

He aprendido que la vida se va reconfigurando en la medida en que se vive. Del 2014 al 2015 realicé una pasantía-voluntariado en FLORA ars+natura. Durante ese tiempo María José Arjona realizó, como artista invitada, una residencia de larga duración que culminó con AVISTAMIENTO, proyecto inspirado en la observación, seguimiento y estudio de las águilas Buteo Swainsoni.

Una de las actividades dentro de su período de residencia fue realizar el taller La naturaleza del cuerpo dirigido a quienes quisimos indagar en las maneras propias de preparar el cuerpo para el performance de larga duración. Para el taller se plantearon ejercicios de resistencia física y emocional. Tuvo una duración de 4 días en jornadas que fueron desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Las sesiones diarias transcurrieron a través de ejercicios cuya duración fue entre 1 y 3 horas.

El taller inició tres días antes de la fecha programada con unas instrucciones que debimos seguir para empezar a ser conscientes de la manera en que comemos y lo que comemos; para estar atentos a nuestros comportamientos y, además, ser conscientes de la energía corporal invertida en cada una de nuestras actividades cotidianas. Algunas de las indicaciones fueron no comer dulce, no comer sal, no pelear, no tener relaciones sexuales, sonreír, no tomar bebidas alcohólicas.

Al hacerlas me di cuenta de lo que le sucedía a mi cuerpo. Una vez más pude ser consciente de la manera en que mis hábitos alimenticios influyen en las rutinas para ir al baño, también pude fijarme en cómo identificar-manejar sensaciones de sed y de hambre. Cuando las hice recordé que es posible percibir las mínimas pero contundentes diferencias en nuestras reacciones corporales con cosas tan simples y cotidianas como tomar café.

Por la naturaleza de los ejercicios planteados fue determinante cumplir estas indicaciones, para poder observar cómo es la relación entre la cantidad de comida ingerida y la cantidad de energía obtenida y en cómo el proceso de digestión influye en el trabajo que se va a realizar. Tuvimos un menú pensado y preparado para darle a nuestro cuerpo la energía necesaria para realizar cada una de las jornadas de trabajo.

Pensar en acciones de 24 horas seguidas, o acciones de 8 horas diarias por varias semanas o meses, como lo han hecho María Teresa Hincapié, Marina Abramovic y María José Arjona, requiere de un entrenamiento que puede llegar a tomar de seis meses a un año. Es una preparación basada en los detalles de cada día, en observar la vida misma y en permanecer atentos a nuestra manera de estar en ella. María Teresa Hincapié, artista de Colombia y Marina Abramovic, artista de Serbia han sido no sólo referentes para María José Arjona, sino compañeras de exploración, experimentación y formación en este camino del performance de larga duración.

Cada sesión estuvo pensada para que en su duración fuese posible atravesar varios estados mentales y/o corporales. En esa medida las conexiones entre un ejercicio y otro fueron determinantes para el desarrollo del taller.

Uno de los ejercicios fue encontrar el punto de equilibrio de un huevo apoyado de manera vertical. Estábamos los 34 asistentes del taller en la sala de proyectos de FLORA, cada uno con el espacio justo para esta misión. Recuerdo particularmente cómo cada movimiento, por más sutil que fuese, afectaba al otro. La respiración nos permitió saber quiénes estábamos aún buscando el punto de equilibrio del huevo, por medio de ésta acompañamos y dimos soporte a quiénes necesitaban más tiempo. Cuando alguien lograba equilibrarlo podía ir hacia los costados del espacio. Algunas veces en ese desplazamiento el piso de madera se movía, los huevos ya parados se caían, entonces la persona responsable debía retornar e intentarlo de nuevo.

Respiración conjunta.

Después del taller, María José convocó a un grupo de artistas para hacer parte de Vuelo, performance de 8 horas en el que sostuvimos una pluma de águila en el aire. Vuelo fue realizado como parte de AVISTAMIENTO, exposición de María José Arjona en FLORA ars+natura del 2 al 27 de octubre de 2015.

“Y como hacen las águilas cuando hacen esos viajes largos, ella entendió que su proyecto había que hacerlo con muchos. Para ese momento -cuenta- tuvo que revolver lo que tenía en mente, desarmar lo hecho y arrancar otra vez. Así convocó a 17 artistas ligados al performance. «En Colombia hay artistas buenísimos, con proyectos buenísimos que trabajan muy seriamente, pero que no tienen visibilidad ni en las galerías ni en ninguna parte», dice. Ahora trabaja en «Avistamiento» con ellos. Es un proyecto en proceso en el que colegas cercanos al performance y a las artes del cuerpo llevan varias semanas ensayando. Un proceso cuyo resultado será posible avistar en los próximos meses.” 1.

En esta etapa de preparación tuvimos sesiones grupales para encontrar diferentes tipos de relaciones con las plumas y con los demás cuerpos. Tuvimos encuentros en FLORA para sentir el espacio donde realizaríamos Vuelo. Cada lugar tiene condiciones específicas, la temperatura, las corrientes de aire, la luz, el suelo, por lo que el material encontrado varía y repercute sobre las acciones que se van a realizar. Construimos acciones en conjunto para identificar las dinámicas grupales, también buscamos momentos individuales para movernos dentro de aquello que nos hace únicos.

Desplegar las alas.

El sábado 24 de octubre de 2015 a las 10:00 a.m. empezó Vuelo en FLORA ars+natura. Cada una de las etapas vividas hasta ese momento me permitió reconocer que en cada instante está siempre la vitalidad de lo nuevo. Aunque había apoyado la coordinación del taller, aunque lo había tomado y aunque estuve seis meses explorando con la pluma, solo y en grupo, el vértigo-emoción de hacerlo con público fue intenso. Fue importante reconocer ese nuevo “Yo” en esa nueva situación. Reafirmé, una vez más, que en cada instante estoy cambiando, pero sabiendo que lo que me ha reconfigurado siempre está ahí, presente, para ser vivido, entendido, sólo si respiro y escucho lo que sucede a mi alrededor.

Eramos 18 personas sosteniendo nuestras plumas, moviéndonos entre los asistentes. Por momentos fuimos una parvada. Las dimensiones del espacio, la cantidad de espectadores y la cantidad de performers crearon una atmósfera de cercanía. Algunas personas participaron, algunos niños fueron parte de ésta bandada.

Disolución de la acción.

El viernes 4 y el domingo 6 de marzo de 2016, se realizó Vuelo en el Kunsthalle de Osnabrück, Alemania, como parte de la exposición You are Splendid! de María José Arjona. Antiguamente el lugar fue una iglesia del monasterio del convento de la Santa Cruz de la Orden Dominicana. El espacio, en su contorno interior, está amoblado con una banca continua de madera. Esta vez estábamos sólo los dos, María José y yo. Por las condiciones espaciales del museo, por la acogida de los espectadores frente a la exposición y por ser el último performance de esta exhibición, hicimos dos sesiones de dos horas enfocadas en la participación de los asistentes.

Este proceso de sostener una pluma es algo que todos podemos hacer, pero en la vida es necesario invertir tiempo de exploración para reconocer al otro, en este caso la pluma, y para reconocerse a uno mismo en una nueva situación. El cuerpo se cansa, el aliento se agota. Entonces, la dinámica se direccionó para establecer parejas, grupos de tres, de cuatro personas y desde esta reconfiguración espacio-grupal sostener la pluma.

Las plumas estuvieron, casi siempre, en el aire. Siempre hubo apoyo, tuvimos momentos para descansar, para observar lo que sucedía. La sensación general fue de disolución de la acción. No fuimos solo dos, fuimos primero 18 en FLORA, luego muchos, quizá trescientos, quizá cuatrocientos en el KUNSTHALLE sosteniendo las plumas en el aire, siendo compañía, siendo refuerzo unos a otros. Encontrando maneras de hacerlo y develando en cada soplo que en esa pluma también estaba presente una parte de nosotros.

Rafael Duarte-Uriza
Bogotá, junio-septiembre de 2016


1. Tomado del artículo “AVISTAMIENTO: un “performance” inspirado en el vuelo de las águilas de Diego Guerrero, Editor de ARTERIA en http://www.periodicoarteria.com/#!avistamientos­de­maria­jose­arjona/ck1z

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